Universidad de Chile, bajo el mando de Jorge Sampaoli, encaró este nuevo año con una mirada ofensiva, con una escuadra llena de gol y que finalmente se quedó con el título tras una final brillante. El camino tuvo momentos de sufrimiento, pero terminó de manera feliz.
Era diciembre de 2010, y Gerardo Pelusso se iba de Universidad de Chile luego que su escuadra quedara fuera de toda posibilidad de jugar Copa Libertadores tras caer, en la liguilla, 4-1 ante Unión Española. ¿Quién iba a pensar esa negra tarde de domingo que el próximo torneo levantarían una nueva copa, y dando espectáculo?
Llegó Jorge Luis Sampaoli, un entrenador que nunca había podido salir campeón en sus experiencias anteriores en Chile, Perú y Ecuador. Se fueron referentes como Rafael Olarra y Manuel Iturra, y una pieza clave como Mauricio Victorino ya comenzado el campeonato. Poco hacía vaticinar un final tan feliz.
Era diciembre de 2010, y Gerardo Pelusso se iba de Universidad de Chile luego que su escuadra quedara fuera de toda posibilidad de jugar Copa Libertadores tras caer, en la liguilla, 4-1 ante Unión Española. ¿Quién iba a pensar esa negra tarde de domingo que el próximo torneo levantarían una nueva copa, y dando espectáculo?
Llegó Jorge Luis Sampaoli, un entrenador que nunca había podido salir campeón en sus experiencias anteriores en Chile, Perú y Ecuador. Se fueron referentes como Rafael Olarra y Manuel Iturra, y una pieza clave como Mauricio Victorino ya comenzado el campeonato. Poco hacía vaticinar un final tan feliz.
Hasta los playoffs, la ‘U’ no volvió a perder. Pero las dos derrotas ante elencos con clara inferioridad histórica y actual dejaron la sensación de una fragilidad evidente.
Luego de las únicas caídas en el torneo regular, vino una goleada sobre Cobresal (5-2), un empate en Rancagua (1-1), otra goleada contra el débil Wanderers (4-1), un doloroso empate en Iquique (2-2), una buena victoria sobre Unión La Calera (2-0) y la paridad con Palestino con puertas y arcos cerrados puertas cerradas (0-0).
Católica se escapaba, y el ‘Romántico Viajero’ sacaba resultados, pero que no le alcanzaban para asegurarse el primer puesto de las 17 fechas. Pero vino lo que hizo click.
POR FIN, CELEBRANDO EN UN SUPERCLÁSICO
30 de abril. Y si no era contra este Colo Colo, no era nunca…el gol de Ezequiel Miralles revivió los fantasmas que aparecían desde principios de 2008, última ocasión en que la ‘U’ pudo con su máximo archirrival.
Pero apareció el tocado por la varita mágica. El penal de Gustavo Canales a los 87’ fue la antesala de la tarde más gloriosa de Diego Gabriel Rivarola este 2011. Cabezazo inolvidable, contra una de sus víctimas favoritas y en el momento que más se necesitaba. Si hasta ese día los azules daban una imagen de ser un buen equipo, ahora daban pie para pensar en que se la podían en situaciones realmente bravas.
La celebración por haber ganado el superclásico continuó con un gran triunfo en Talcahuano ante Huachipato por 3-1, en el que el rendimiento colectivo se pareció mucho a lo que buscaba Sampaoli en su equipo.
La igualdad ante la UC por 2-2 dejó un sabor amargo. Pero también dejó la idea de que no iba a ser la última vez en el semestre que se iban a topar. Fue un cotejo muy entretenido, pero que significó la clasificación de los precordilleranos a Copa Sudamericana en la cara del conjunto que quería borrar esa imagen de que Católica era el mejor equipo de Chile. El torneo regular se cerró con un buen triunfo ante Audax, donde una vez más apareció la figura de Rivarola para desatar la alegría en la hinchada ‘bullanguera’.
LOS PLAYOFFS CON GOLEADAS MEMORABLES
El golazo de Matías Urbano revivió fantasmas en Universidad de Chile. Fue el 1-0 de San Felipe en los cuartos de final, que en Santa Laura fue revertido por un penal de Canales y el primer tanto de Albert Acevedo, que empezaba a justificar su presencia en desmedro de Marcos González.
El 1-1 en el encuentro de vuelta fue más un trámite que un resultado trabajado, aunque nuevamente se vieron muchas deficiencias defensivas ante un cuadro que le tomó la mano en la séptima fecha. Con dudas, pero en semifinales…
Un frío de aquellos en Rancagua. Pero si hay alguien que no es frío, es Diego Gabriel Rivarola. Ingresó los 30’ que Sampaoli le tiene designados –que finalmente fueron un acierto- para conseguir un estrecho triunfo en El Teniente, ante un O’Higgins que, en su casa, hizo pelea.
El 7-1 en el Nacional sirvió. Obviamente para el paso a la final, pero también para darle argumentos a este ‘U’ con miras a la definición con Católica: El poder goleador de los laicos era muy fuerte. Y podía aparecer en un breve lapso.
LA COPA DE LA FORMA QUE MÁS SE DISFRUTA
El 2-0 de Milovan Mirosevic en el último minuto en el lance de ida parecía lapidario. La solidez demostrada por la UC tanto en el torneo regular como en los playoffs le daban pocas esperanzas de una hazaña a los azules, además teniendo en cuenta que los ‘cruzados’ contaban con la ventaja deportiva por haber sido los mejores del torneo regular.
Hace 15 años, en 1996, muchos hinchas de la ‘U’ lloraban. Ese 12 de junio, la escuadra de Miguel Ángel Russo caía ante River Plate en el Monumental de Buenos Aires, en una de las jornadas más polémicas de la historia de la Copa Libertadores. Ahora, esta fecha tiene un mejor sabor. El 4-1 del partido de vuelta sale de cualquier análisis técnico. Fue la muestra de coraje, de clase, de superioridad. Fue la muestra del campeón.