¡Vamos por la hazaña!

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Foto: Agencia Uno
Foto: Agencia Uno
¡Vamos por la hazaña camaradas!

El 10 de mayo es un día decisivo. Nos jugamos la clasificación a los cuartos de final de la Copa Santander Libertadores enfrentando a un duro rival y un difícil marcador en contra (1-4). Si bien la tarea es complicada, bastante, no es imposible. Este plantel sabe de logros históricos y el jueves irá a revalidar su condición de candidato por la Copa. Fue desastroso, un golpe al ego para el pueblo azul, por lo que el equipo venía haciendo. Y, sinceramente, se ve un panorama bastante complejo en el horizonte universitario. Pero no es la primera vez que esto ocurre en el último tiempo. Este equipo ha demostrado una mística que no se veía hace mucho tiempo en jugadores azules. Hay gente identificada con nuestros colores y eso hace que dejen todo por esta camiseta.

Después de perder contra Universidad Católica, en la primera final del Torneo de Apertura 2011 por 2-0, todos nos dieron por muertos: los hinchas cruzados celebraron, sus jugadores llegaron al partido de vuelta con cotillón festejando por adelantado un título que no obtendrían. Pero desde la mañana siguiente a esa noche negra la gente demostró que no dejaría a su equipo de lado por una simple derrota. Los hinchas azules se reunieron en masa en el Estadio Nacional, desde muy temprano, para conseguir sus entradas para la final, la que se jugaría “de visita” en el mismo recinto. Fue una final que pasó a la historia: se ganó con garra, huevos y con una clase magistral de fútbol; demostrando que la U tiene una mística especial que no todos poseen, que por algo es el “equipo mágico”.

También cabe recordar, ese mismo año, el súper clásico contra Colo Colo. Pese que a la U mostraba un mejor juego que el rival, y tenía muchas más llegadas de peligro sobre el arco de Juan Guillermo Castillo, algo falló y Miralles convertía para los albos en el minuto 64. Todo parecía venirse abajo, los fantasmas de los clásicos anteriores se hacían presentes en el Nacional. Pero los jugadores azules sacaron más garra y amor propio que el rival y lograron ganar por 2-1 (Canales de penal y el golazo de “Goku” Rivarola en los descuentos).

Cómo olvidar esa noche mágica en Brasil. No importó jugar en tierras cariocas, ni jugar contra uno de los equipos más populares del mundo, o que al frente estuviera Ronaldinho, uno de los más grandes del fútbol brasileño de los últimos años. Nada de eso tuvo relevancia cuando esos once leones salieron a dejar la vida en la cancha y se trajeron de regreso al país la mayor goleada de un equipo chileno en el país de la samba (0-4).

Y si hablamos de hazañas, recordemos la final de la Copa Bridgeston Sudamericana. Y, curiosamente, también jugamos contra un rival ecuatoriano. Ambos partidos supieron de resultados exitosos para los dirigidos de Sampaoli: 0-1 en la altura de Quito, con un Eduardo Vargas inspirado, quien anotó un golazo y un 3-0 (curioso que ahora necesitemos un resultado que ya supimos obtener contra otro equipo quiteño) acá en Santiago para sellar una noche dorada que quedó grabada a fuego en la memoria colectiva del pueblo azul.

O cuando, en el Estadio Santa Laura, nuestros jugadores le propinaron la mayor goleada de un equipo chileno a uno argentino. Fue un 5-1, una caída inapelable para los del Tomba. Godoy Cruz no fue capaz de detener a la aplanadora azul y se vio completamente disminuida ante la contundencia de un equipo con un engranaje perfecto, un Junior Fernandes inspiradísimo y el nacimiento de un jugadorazo: Angelo Henríquez, el sucesor de otro grande, Diego Rivarola.

Y la última alegría que nos dio este gran grupo de jugadores: la goleada histórica sobre el archirrival. Un 5-0 sin dobles lecturas. La U fue superior en todos los aspectos y le pasó por encima a Colo Colo sin despeinarse. Además, en un partido donde resaltaron figuras de casa como Marcelo Díaz, los jóvenes Igor Lichnovsky y Angelo Henríquez; y también uno que se ha ganado el cariño de la gente poniendo el corazón en cada partido y demostrando que se ha enamorado de estos colores, como Matías Rodríguez.

Pero, ahora, todo se reduce a un partido. Las opciones de confirmar que realmente vamos a luchar por esa tan anhelada Copa, que podemos levantarnos como verdaderos candidatos a ganarla, que no sólo son palabras de cortesía por parte de la prensa, tanto nacional como internacional; que realmente tenemos las armas para luchar por ella. Pero no todo está perdido, camaradas. Confiemos en nuestro equipo que ellos lo dejarán todo en la cancha por su gente. Confiemos en Sampaoli y su cuerpo técnico, que han demostrado sentir, igual que nosotros, la pasión por esta camiseta y lo que representa. Confiemos en nuestros jugadores, que han dejado en claro que quieren conseguir grandes cosas para la U y su gente. Confiemos en nuestra hinchada, que como todos los partidos dejará la vida en la galería y romperán sus gargantas alentando al León. Podemos, en 90 minutos, demostrar de qué está hecho este equipo y para qué está hecho.

La voz del hincha

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