Pese a ser uno de los cuerpos técnicos más costosos de Sudamérica, Markarián, Bengoechea y Aguirregaray han justificado la inversión: la trilogía complementa con rigor táctica, técnica y motivación.
La escena se ha repetido constantemente en las prácticas de la U: Marco Estrada le pega una y otra vez al balón y detrás suyo, como si le susurrara al oído, está Pablo Bengoechea, el ex volante de la selección uruguaya y actual ayudante técnico de Sergio Markarían. La presencia de Bengoechea no es casual: el ex 10 celeste fue un ejemplo de técnica exquisita, la misma que se ha encargado de enseñar a Estrada, quien en el último tiempo afinó la puntería y se convirtió en uno de los zurdos más competentes del fútbol chileno.
La función del ex mediocampista en el cuerpo técnico es fundamental: traspasa su galanura como jugador a todos los que él presiente con algo de materia prima en la técnica del remate. La permanencia de Ángel Rojas en el equipo azul tuvo, por ejemplo, como gran aval al charrúa, quien lo vio con condiciones técnicas distintas. Y la evolución de Estrada también ha sido su patrimonio.
Así como Bengoechea entrega sus conocimientos, el otro ayudante, Oscar Aguirregaray, marca diferencias en el trabajo motivacional. Es un hecho que durante el último tiempo, la U ha tenido un cambio de carácter que al interior del club es adjudicado precisamente al ex lateral de la selección uruguaya, que en sus tiempos en cancha fue un futbolista de gran empuje y espíritu de lucha.
Un jugador del plantel confidencia que "Diego nos dice que tenemos que jugar como equipo grande, que la U se tiene que hacer respetar y nos da una confianza increíble cuando estamos mal. Antes de enfrentar a Pachucha nos dio un discurso que nos remeció a todos y lo único que queríamos era salir con todo para ganar ese partido"
¿Y Markarián?
Así como Bengoechea se preocupa de afinar el trato con el balón y Aguirregaray inculca el trabajo defensivo y espiritual del equipo, Sergio Markarián sigue sorprendiendo por su capacidad para manejar varios sistemas, algo que en el Caracol desconocían en las últimas temporadas: un dirigido por Markarián en Bellavista y Nacional, Santiago Ostolaza, dice que la gran receta del DT es la ductibilidad táctica. "Sergio iba al baloncesto para buscar jugadas que pudiesen ser trasladadas al fútbol. Le llamaban la atención las pelotas detenidas y las cortinas, especialmente esta última jugada, que la ponía como ejemplo para lograr que nuestros jugadores cabecearan libres. Por eso digo que Markarián es un gran estratega", apunta.
La confianza que les da a los jugadores también es destacada por el mítico Rubén Sosa, otro que fue dirigido por el DT en Danubio (1982). "Sergio no ve a los jugadores por su edad, sino por sus condiciones. Además los va llevando de a poco; es decir, no los mata haciéndolos jugar 90 minutos, sino que los va ‘quemando’ y midiendo sus capacidades".
Como si hubiera adivinado, Sosa deslizó con su frase los casos de Juan González y Felipe Seymour. Dos que revivieron bajo el mando de los uruguayos.