Las historias de salas que nadie conocía

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En sus 15 años de carrera, el delantero tocó el cielo en Chile, Argentina e Italia y repletó un extenso archivo de anécdotas reveladas recién ahora por ex compañeros y por sus más cercanos.
Julio Pastén
"Juntos leemos la Biblia"

"Todo lo que ha logrado el Sifup en los últimos años no habría sido posible sin Salas. Él es el jugador que más nos ha ayudado. Una vez fue a ‘Viva el lunes’ y le pagaron 20 mil dólares. Él nos regaló esa plata para el sindicato, algo que nunca hizo otro jugador de su época. También participó de partidos a beneficio, visitas a hospitales, hogares de menores, regalos de Navidad y donaciones, sin que la prensa supiera.

Siempre ha estado ligado a nosotros. Intervino en muchos temas, fue clave para el Estatuto del Jugador. Nunca se olvidó de sus inicios, y se preocupó de que los futbolistas de los clubes humildes tuvieran las condiciones mínimas para trabajar.

Juntos leemos la Biblia. Lo visité en Argentina e Italia, para compartir la palabra del Señor. Una vez que el doctor Orozco lo criticó, él respondió con un proverbio que habíamos leído: ‘El que a necio no responde, por necio no pasa’. Marcelo es temeroso de Dios, sabe que él ha sido importante para su vida. También ahora, con su novia, que es judía, él se preocupa de estudiar la religión. A sus hijas les regaló la Biblia".

Enrique Berríos
"Le aposté la camiseta y se la gané"

"A mí me tocó recibir el primer gol de su carrera, pero también es un orgullo por todo lo que Marcelo hizo después. Fue un centro que él paró de pecho y definió de zurda. Como era joven, no teníamos referencias de él ni nada. Al final ganamos 2-1, así que no dolió tanto. Más fuerte fue la siguiente visita de la U a Calama. Ellos venían peleando el campeonato y estaban obligados a ganar. Esa noche hizo dos goles. El primero fue un golazo como desde 30 metros: me la clavó en un ángulo. El otro fue una típica jugada de goleador, capturando un rebote en el área.

Ellos iban 4-2 arriba y en el último minuto cobran un penal para la U. Antes de tirar le aposté que si se lo atajaba, me daba la camiseta… ‘Ya, po’, respondió. Y gané. La polera se la di a mi hijo, que es de la U. Está muy bien guardada en la casa. Es un recuerdo único".

Felipe Aguilar
"Pega muy fuerte el drive"

"Marcelo es un amigo de mi familia desde hace mucho tiempo. Mi señora (Loreto Santa Cruz) lo conoció cuando ella era periodista de deportes en la Radio Agricultura, y él recién empezaba su carrera en la U.

Él aprendió a jugar golf en Italia, y un día nos juntamos en Las Araucarias. El contacto lo hizo un amigo en común, Gabriel Vives. El club estaba cerrado ese día, pero lo abrieron especialmente para Marcelo.

Me impresionó lo fuerte que le pega al drive (golpe de salida). Incluso, en un par de hoyos tiró la pelota más lejos que yo.

Al tercer hoyo que jugamos, un par tres, hizo un birdie. En otros hizo el par, así que se nota que no fue suerte. Lo pasamos muy bien. Conversamos harto y después se quedó a tomar té en la casa".

Matías Almeyda
"Veníamos del solarium y se cayó de una moto"

"Cuando Salas llegó a Lazio yo era el único sudamericano en el club, así que de inmediato nos hicimos cercanos.

Una vez, un jueves por la tarde, justo cuando tocaba jugar el domingo el clásico con la Roma, fuimos juntos a un solarium. Nos hacíamos bronceado, limpieza de cutis, de todo. A la salida, Marcelo iba en una moto que se había comprado, pese a que por contrato estaba prohibido por ser una actividad riesgosa. Y en una subida se le fue el control, se cayó, la moto lo pisó y él se cortó a la altura del gemelo: mal, sangrando mucho. Llamamos al kinesiólogo del club, que era amigo nuestro, y nos vino a ayudar. Como la anestesia le podía salir en el doping y el club no podía enterarse, nos acomodamos en una pieza del solarium y lo suturó así nomás. Le pusieron como ocho puntos, y se la tuvo que comer calladito.

Llegó el día del partido y ganamos. Pero al terminar se sacó las medias y le corría la sangre por todos lados. Justo le habían pegado una patada ahí. Y aguantó. Admirable".

Fabián Guevara
"No pensábamos que era tan bueno"

"En 1993 se integró al plantel de la U: en su primer entrenamiento jugó con los suplentes y nos hizo dos goles… Lo reputeamos. Todos quedamos sorprendidos, porque ya se hablaba de él, que venía de ser goleador en juveniles, pero no pensábamos que era tan bueno. Desde ahí muchos empezamos a aconsejarlo y pronto nos hicimos amigos. Incluso, cuando yo pololeaba con mi señora, Marcelo andaba con una amiga de ella, pero nada serio.

Él siempre me dice que su primer gol, en Calama a Cobreloa, salió de un pase mío. Pero la verdad es que no me acuerdo para nada de la jugada. Sería fácil mentir y decir que la tengo en la memoria, pero no. Sí recuerdo otras jugadas, muchos otros pases-gol.

De lo que sí me acuerdo, es que en su debut en la selección él entró por mí en el segundo tiempo y altiro le hizo el gol a Argentina. En ese sentido, el inicio de su carrera estuvo muy identificado conmigo (ríe de buena gana). Luego seguimos siendo muy amigos. Y él ha sido muy importante para mi hijo Fabián (12 años), que tiene fibrosis quística pulmonar. Marcelo siempre nos ha ayudado, se preocupa de él, viene a la casa. Son amigos. Cada vez que lo llevaba al estadio la U ganaba, y Marcelo nos decía que éramos cábala. Así fue incluso el día de su último partido, lástima que no alcanzó para clasificar y para que se retirara como lo que era: un campeón".

Marcelo Gallardo
"Le tenía que traducir"

"Hicimos una muy buena relación de entrada con Marcelo. Cuando llegó a River Plate fui uno de sus guías, uno de los que lo ayudó a adaptarse a Buenos Aires. Más de alguna vez me tocó llevarlo en mi auto desde y hacia los entrenamientos. Como somos cercanos en edad, tengo un año menos que él, nos entendíamos muy bien.

Compartíamos la pieza en la concentración. Éramos de charlas largas, nos quedábamos hasta muy tarde. También le enseñé a tomar mate, que al principio no le gustaba. Además, en un comienzo a Marcelo no se le entendía bien lo que hablaba, así que el resto de los compañeros de River en ese entonces me decían que yo le tenía que traducir sus palabras al castellano, je.

Cuando ambos nos fuimos a Europa, seguimos en contacto y fue muy emotivo volver juntos a jugar en River en 2003. Aunque fue un paso más difícil en lo deportivo, creo que eso no debe manchar el gran ciclo de Marcelo en el club. Fue uno de los mejores delanteros con los que me tocó jugar".


Pedro Morales
"Me dijo que no malgaste la plata"

"Para mí fue impresionante venir de Huachipato, que me contratara la U y empezar a concentrarme en la misma pieza con el mejor jugador de la historia de Chile. Fue como raro, pasó todo muy rápido.

La primera vez que lo vi fue en la selección, cuando dirigía Juvenal Olmos. Me sorprendió cómo se mataba entrenando.

Llegamos juntos a Viña, donde iba el equipo después de la pretemporada. Altiro me recibió bien, compartíamos conversaciones, anécdotas de él cuando jugó afuera, comentábamos sus goles. También, a veces lo molestaba, pero en buena onda. Él me dio consejos muy útiles antes de venirme a Croacia, de cómo entrenarme y prepararme para estar bien en todo sentido. Y me dijo que no malgaste la plata: que guardara, guardara y guardara. Para pasar el rato, veíamos televisión y chateábamos cada uno en su notebook".

Cristián Mora
"Era un estudiante más"

"Con Marcelo hicimos juntos el diplomado en gestión y marketing deportivo en la Gabriela Mistral, que duró cuatro meses. Ahí mostraba otra faceta: ante los periodistas puede hablar poco y parecer introvertido, pero en las clases siempre participaba, hacía preguntas, se interesaba en los temas.

Su proyecto lo hizo sobre la marca M11 y Salas Producciones. Con los otros compañeros de curso se formó muy buena onda y hasta hicimos varios asados. Ahí, él era un estudiante más, no el ídolo".

Hernán Crespo
"Con su retiro, se va parte de uno"

“llegué a la Lazio el año 2000.habían pagado 55 millones de euros por mí y no tuve un comienzo fácil, no me salía nada. En ese tiempo, Marcelo estuvo muy cerca de mí, me ayudó muchísimo, me aconsejó, me tranquilizó. Recién después de cuatro meses me empezaron a salir los goles.

Él llegó a River después de que yo me fui, pero nos conocíamos antes de jugar juntos, porque teníamos el mismo representante (Carlos Gustavo Mascardi).Por eso no hubo lucha de egos ni nada. Incluso llegamos a un acuerdo: pateábamos un penal cada uno. Y nos complementábamos muy bien. Él era muy generoso, y si fui goleador en esa temporada en gran parte gracias a sus pases y movimientos.
Además, vivíamos en el mismo complejo residencial. Al principio no éramos de salir muy seguido, porque en ese tiempo él estaba casado y con su hija muy chica. Después, cuando su señora quedó embarazada de la segunda nena, ella se fue a chile y ahí pudimos compartir más. Temas de conversación había millones, porque nuestras carreras fueros por caminos similares. Viajábamos juntos a Sudamérica por las eliminatorias, teníamos muchos amigos en común…

Con su retiro se va parte de uno también”

La voz del hincha

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