El hincha chileno es muy especial. Se dice “apasionado y empedernido futbolero”, pero con suerte 10 ó 15 mil asisten constantemente al estadio (La comodidad de la T.V., la violencia, el bajo nivel, la crisis económica y altos precios de los boletos…..sea cual fuere la razón), pero lo que más nos distingue es lo rápido que pasamos de la euforia al pesimismo. Y la victoria de la “U” ante
Unión Española, más la derrota de Colo Colo ante Rangers, son (y serán por el resto de la semana) claros ejemplos de aquello.
Hace apenas diez días, con la derrota ante Everton, todas las alarmas sonaron en el Caracol Azul. Los dardos, como siempre, fueron dirigidos al D.T. Arturo Salah, a quien se le acusa constantemente de “ratón” y “arrugón (Un técnico que va ganando y saca a Salas, haciendo entrar a Larrondo cuando tenía en la banca al ariete Mauricio Gómez, no lo es?). El medio, como siempre, habló de crisis, de irregularidad, etc.
Pero ahora, tras el muy buen triunfo frente a los rojos, no faltará el cínico que hable de un “despertar” o el periodista que hable del “fin de una crisis”. Es verdad que ningún hincha, sea por su punto de vista o por obedecer a la masa, defienda a Salah, pero recuerden esto: Cada noticiario que mencione al “Romántico Viajero”, usará los términos “calma”, “tranquilidad” e incluso “resucitación”.
En la vereda del frente, el panorama parece un poco más sombrío.
Los “geniales” inventos de la prensa, “Los Cuatro Fantásticos”, no pudieron doblegar a los “hambrientos” jugadores rojinegros, que se quitaron la espina de no vencer a los albos de local, algo que no lograban desde que Allende era presidente en el ´71. En la previa, como siempre, se habló de “goleada”, de “un equipo chico que vendría a defenderse al Monumental” y de la precaria situación financiera de los piducanos.
Tal y como el eterno rival, los seguidores blancos abandonaron Pedreros empleando un “jarabe mandibular muy agrio” en contra del adiestrador, Fernando Astengo. Los reclamos eran un calco de lo que se escuchó en Ñuñoa.
¿Cómo se explica este repentino cambio de ánimo, al que ya nos estamos acostumbrando?
Vivimos en una sociedad triunfalista, que no soporta perder, pero que a la vez no sabe ganar, y que está desesperada por ídolos y alegrías.
Inolvidable será el “ole” que retumbó al Estadio Nacional el año pasado, en la derrota de Chile 3-0 ante Paraguay. Es verdad, el empate sacado en Montevideo tenía ilusionado a todo el país, pero no menos cierto es que dos de los tres goles de los guaraníes vinieron por fallas defensivas (Ponce y Riffo), ¿pero era necesario maltratar así a los jugadores?.
Ahora, a las puertas de la próxima fecha eliminatoria, no escucho las críticas a Bielsa sobre su obsesión a la privacidad y aislamiento de la prensa, sino que se habla de la cantidad de jugadores que han debutado en “La Roja” y cuántos de éstos han emigrado.
Que yo sepa, Bolivia y Venezuela no son los rivales de mayor jerarquía en el continente.
Los contrastantes resultados obtenidos por blancos y azules, dan razón a esta hipótesis.
El medio acostumbra al seguidor a exigirle más a su conjunto. Lo ilusiona con “gustar, golear y ganar”.
El hincha colocolino asistió masivamente la semana de estreno de “Los Cuatro Fantasmas” (como denominó Piñera a Gazale, Jonquera, Barrios y Torres) ante Palestino, con alrededor de 30 mil almas.
Tras el magro empate y la crítica (para variar) de los mismos periódicos que los bautizaron como campeones antes de tiempo (Pachuca ´06 y Everton ´08, ¿nunca aprenden?) el índice de asistencia ha vuelto a sus niveles habituales: Oscilación entre 15 y 17 espectadores ante Osorno y los talquinos.
Las cifras no difieren mucho entre los dos equipos grandes, pero hay ciertos antecedentes que hay que considerar: Colo Colo viene de ganar cuatro campeonatos consecutivos, aparecer habitualmente en la Copa Libertadores y Sudamericana; Universidad de Chile, de ser eliminado en semifinales en los dos últimos certámenes, vivir un proceso de quiebra y re administración., y fallar en su intento de clasificar a ambos torneos internacionales.
Más encima, Ruiz-Tagle planea subir el precio de las entradas (efecto colateral de Torres y compañía).
¿En las buenas y en las malas?
¿No sienten el vaso a medio llenar cuando colmamos un codo, pero el de enfrente está completamente vacío?
Volvamos a nuestro punto.
Somos una colectividad que está sedienta de triunfos, pero que a la vez no sabe aprovechar los ajenos al fútbol y el tenis.
“Las Marcianitas” campeonas del hockey patín en 2006, el equipo de polo monarca mundial 2008 (venciendo en la final al bicampeón Brasil 11-9) y Natalia Ducó, campeona del mundo juvenil de lanzamiento de bala en Polonia, son elocuentes ejemplos.
Algo que siempre le he envidiado a los argentinos (nuestros clásicos rivales, contra quienes siempre nos comparamos) es como logran cubrir y prestar importancia a todos los deportes. No sólo viven del balompié, la raqueta y la pelota de básquetbol.
Hockey sobre cesped, rugby, natación, polo……..etc.
La solución para cambiar esta mentalidad derrotista no es sólo fomentar el deporte, sino también valorar los escasos gritos de “¡¡¡¡¡¡campeón!!!!!!” que nos ensordecen desde Arica hasta Magallanes.
La creación de un noticiario deportivo, ante los escasos minutos que gozan Solabarrieta, Bianchi o Schiappacasse, pero que abarque todo la actividad nacional, parece ser una de las soluciones más coherentes.
El fútbol es el deporte rey, sin dudas. Es el que más vende y mayor cantidad de gente mueve, pero no podemos vivir únicamente del sustento emocional que éste nos da.
Que no sea la selección sub-20 o Massú y González los únicos elegidos para producir la algarabía y el festejo, dejemos a otros también visitar La Moneda y ser reconocidos por la Presidenta.
El esférico sentado en el trono no se resentirá…………