«El Superclásico que marcó mi vida», por Héctor «Galleta» Suazo

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El 12 de agosto del 2000, sin duda quedó marcado a fuego en Héctor "Galleta" Suazo. La alegría de celebrar con la camiseta azul y la tristeza de perder a quien más amaba, se mezclaron e hicieron que esa jornada en Osorno fuera inolvidable.
El 12 de agosto del 2000, sin duda quedó marcado a fuego en Héctor "Galleta" Suazo. La alegría de celebrar con la camiseta azul y la tristeza de perder a quien más amaba, se mezclaron e hicieron que esa jornada en Osorno fuera inolvidable.
El 12 de agosto del 2000, sin duda quedó marcado a fuego en Héctor «Galleta» Suazo. La alegría de celebrar con la camiseta azul y la tristeza de perder a quien más amaba, se mezclaron e hicieron que esa jornada en Osorno fuera inolvidable.

Días antes había partido la persona más importante de su vida, pero eso no le importó. El orgullo de haber llegado a vestir la camiseta azul y las ganas de homenajear a la persona que más amó le dieron fuerzas para sobreponerse, jugar y anotarle a Colo Colo, aunque fuese en un amistoso. Es Héctor “Galleta” Suazo, quien abrió su recuerdo interno y nos contó cual fue el clásico que marcó su vida…

“El clásico que más me marcó fue el que tuve al comienzo de mi carrera.

Héctor Suazo se tatuó las emociones de aquel día: la alegría de convertir un gol y el homenaje a su madre recién fallecida.
Héctor Suazo se tatuó las emociones de aquel día: la alegría de convertir un gol y el homenaje a su madre recién fallecida.

Fue el año 2000. Mi mamá había fallecido días antes de esa citación. Recuerdo que entré los últimos dos minutos y cuando ya casi quedaban segundos, hice el gol de cabeza que era el empate a tres y nos fuimos a penales.

Recuerdo que me llevé la pelota por la orilla derecha, voy encarando, y Frank Lobos me bota fuera del área, casi saliendo en el lado del córner. Coloqué la pelota. Pedro González tira el centro y yo hago el gol de cabeza. Fue el gol más importante de mi vida. Pensé altiro en mi mama. Había mandado a hacer una polera el mismo día que supe que me habían citado, que dice “Mamita Te Amo”, y hasta el día de hoy la tengo aquí grabada.

Ese día lloré, porque tenía alegría de haber llegado  a la “U” y porque mi mamá había fallecido hace pocos días. Lo había tenido escondido toda la concentración. Pedro González me preguntó por qué lloraba tanto en la noche. Le dije que era porque mi mamá había fallecido cuatro días, y él como no sabía, le expliqué que era por eso y no por haber marcado un gol.

Ese es mi mayor recuerdo. El orgullo de haber jugado en la “U” y de haber marcado un gol en un Superclásico, aunque haya sido en un amistoso. Para mi es los más importante que ha pasado en mi vida”.

La voz del hincha

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