El “Bielsa del Cachapoal” era su apodo, debido a su admiración por el técnico Rosarino, ¿algo más…? Nada. Corría diciembre del 2010, cuando Gerardo Pelusso dejaba el banco de Universidad de Chile tras una gran campaña en Copa Libertadores, llegando a la semifinal de dicho torneo. Era difícil traer un reemplazante, muchos nombres sonaron pero ninguna llenaba el paladar de los dirigentes. Llegó Simeone, el “Cholo” y muchos ya se frotaban las manos por el nombre, más que el hombre, que llegaba a dirigir a la U. Sin embargo, cuando Diego Simeone viajó a Argentina, a buscar sus pertenencias según se dijo, aparecieron los dirigentes de Azul Azul presentando, en gloria y majestad a Jorge Luis Sampaoli Moya, proveniente de Emelec de Ecuador y ex entrenador de O’Higgins de Rancagua.
La noche azul 2011 ratificó lo que muchos pensaban(mos), 0-2 frente a Cruz Azul en el Nacional, y Sampaoli no era el técnico para la U. No se podía improvisar, menos tras la campaña internacional de Pelusso.
Y así arrancó el torneo, con la incertidumbre de qué pasaría con los azules y el morbo de cuánto iba a durar Sampaoli en la banca. Los resultados llegaban, poco a poco, sin embargo la hinchada seguía con su rechazo al oriundo de Casilda. Se había ido Iturra y Olarra, dos históricos, tras roces con el DT. Y no seguía haciendo mejor las cosas, al menos no políticamente correctas. Declaró que Rivarola no estaba para un partido completo y que poco y nada lo utilizaría durante su estadía en la U.
Pero Rivarola siguió y anotó un golazo ante Huachipato en Talcahuano, corrió a dedicárselo a Sampaoli. Pero venía lo mejor, para Rivarola y para Sampaoli. El clásico ante Colo-Colo era un partido que no se podía perder, y no comenzó bien. Rivarola, que venía desde el banco, en el último minuto conectó un centro de Vargas para decretar el 2-1 definitivo, la consagración de ídolo y la consagración de Sampaoli. El resto, historia conocida.
La final perdida frente a la UC y la vuelta, con goleada incluida, decretó a los azules como campeones, sufridos, históricos, en una final catalogada de hazaña. Después, la Copa Sudamericana, donde los azules hicieron más grande su historia, siendo el segundo campeón invicto y el campeón con mejor rendimiento en la historia de la Copa. Con Vargas como goleador histórico, con sólo dos goles recibidos y ganado en terrenos inexpugnables para el fútbol chileno (Brasil, Argentina, Ecuador).
Luego el clausura, bicampeonato en Chile, primer título internacional y una campaña para recordar por siempre.
Más allá de los logros, que lógicamente valen y mucho, más allá de haber tenido el grupo preciso en el momento justo, más allá de haber levantado jugadores en los cuales pocos creían, el mérito de Sampaoli es haberle dado a Universidad de Chile un sello claro. El mérito es haber hecho de la U un equipo que va siempre al ataque, aún cuando va ganando 1-0, 2-0, 3-0… Un equipo respetado en todo Chile, en toda América, en el mundo. No por nada los azules se ubican terceros en América y cuartos en el planeta.
Este año se disputan muchas copas, cosa que podría hacer más grande el ciclo de Sampaoli en la U, porque creo que todos, absolutamente todos, creemos o estamos
Seguros que nos quedaremos con la Copa Suruga, con la Recopa, con la Libertadores, con la Copa Chile, con la Sudamericana (otra vez) y con ambos títulos en Chile (otra vez) y eso no es porque seamos fieles hinchas y creamos ciegamente en nuestro equipo, es porque somos fieles hinchas y, además de creer ciegamente en nuestro equipo, creemos ciegamente en el planteamiento de quien está al mando, de quien ha hecho de la U el mejor equipo de América y el segundo mejor equipo del mundo y por qué no, el mejor del mundo, porque mientras no se de el partido frente al Barcelona, nadie nos puede decir lo contrario.
El clon de Bielsa logró cambiar la canción de la hinchada de “Sampaoli, Sampaoli, yo te quiero recordar…” a “Sampaoli, Sampaoli, yo te quiero agradecer…”. El técnico que llegó en silencio hoy grita su éxito, el que llegó resistido hoy es sostenido por miles de hinchas para que no nos deje, para que jamás se vaya.
Hoy, de “Bielsa del Cachapoal” nada. Hoy todo lo que ha hecho por la gloriosa Universidad de Chile lo hacen digno de veneración, para que su nombre sea elevado a las alturas y esté grabado a fuego en el olimpo azul, para que de Jorge Sampaoli pase a ser el “San Paoli azul”.