Y en las malas te juro que… ¿Cómo iba?

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Waldo Ponce, otrora símbolo defensivo de la Universidad de Chile, está pasando por días agitados y se le vendrán definitivamente unos aún más difíciles. Esto pues su fichaje en calidad de préstamo a la Universidad Católica no ha caído bien en nuestra hinchada, en donde se le cataloga como un “mercenario” y un “vendido” (por mencionar las descalificaciones más suaves). 

La frase “Jamás traicionar a la hinchada” siempre se ha manifestado con fuerza  en las huestes azules, y como es de imaginarse, en esta ocasión se está escuchando fuerte y claro en la gran mayoría de bullangueros, sin embargo, me gustaría hacer un alto y analizar en frío tanto el vaso medio lleno como el medio vacío.

Aclaremos la historia primero, para que no hayan malentendidos. Ponce fue uno de los pocos “fijos” para Marcelo Bielsa en las citaciones para las clasificatorias a Sudáfrica 2010, lo cual hace pensar que es un número puesto en la cita planetaria. Sin embargo, para el “Loco” un lugar en la nómina final se gana jugando, y no sólo eso, sino que a buen nivel. Entonces, el ex azul buscando cumplir con estos requerimientos y además, intentando darse una revancha personal (recordemos que hace años estuvo en el Wolfsburgo alemán sin pena ni gloria) emprende camino al complicado Zaragoza español, en donde probablemente sería un titular indiscutido. 

Se veía todo bien, ¿no?…bueno, casi. Hace poco se supo de boca del mismo jugador que a última hora los dirigentes del cuado “maño” cambiaron en aproximadamente un 20% las condiciones contractuales preestablecidas, lo cual produjo la lógica molestia de Waldo y su  rápido abandono de España. Ante esto, no podía volver a Vélez, pues si fue sumamente complicada su salida, un reembarco era casi imposible. De esta forma fue O’Higgins (sí, leyó bien: el autodenominado “Capo de provincia”) quien inscribió su carta, pero para sorpresa de muchos, recaló en la UC.

Esta historia como vemos puede ser tomada desde dos ángulos. De forma objetiva y como hincha. Analizando el tema con la mente fría y objetivamente debemos aceptar con el dolor de nuestra alma que Waldo debe jugar, donde sea, para poder llegar a Sudáfrica. Recordemos que el sueño más grande de un jugador es llegar a decir presente en un mundial y estando sin club, materializar este deseo era complicadísimo para Ponce. 

Sí, esta en un archirival y nos duele a todos, pero en su presentación en el cuadro de la precordillera él mismo admitió que al ver todas sus opciones truncadas intentó volver a su casa, lo cual no tuvo éxito debido a que simplemente ya no había cabida. Aquí tampoco creo que haya que culpar al club, pues retornar a nuestra querida Universidad hubiese sido perjudicial de cara a sus aspiraciones: Pelusso no lo consideraría siendo que está Victorino, Olarra (que incluso hace las veces de capitán), Abarca y Rodríguez.

Sin embargo está también la visión como hincha, y aquella es tajante: Waldo Ponce jamás será perdonado por su “traición”.No importan los motivos, no hay razones que expliquen por qué está usando esa camiseta ni las habrán jamás y sin duda alguna, no es precisamente éxito lo que se le desea. ¿Por qué no se quedó en Vélez?, ¿Por qué no aceptó las condiciones de Zaragoza? ¿Por qué no se fue a otro club de Argentina?…Todas estas preguntas podrán tener una respuesta totalmente lógica, pero no importa…como hincha no tienen validez.

Las cartas ya están echadas y la decisión recae en uno mismo…No creo que alguna sea más válida que la otra, sino que más bien, son dos maneras de pensar que deben ser igualmente respetadas. Quien lo quiera condenar, que lo haga, pero que respeten a la vez a aquellos que no deseen reprobarlo.

La voz del hincha

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