La pretemporada en Coquimbo hacía parecer que este año sería mucho más fructífero para la hinchada azul. Pero bastó que comenzaran los partidos oficiales para que el seguidor de la «U» abriera los ojos, nuevamente, y viera todas las fracturas.
La conformación del plantel se vio plagada de nombres jóvenes, los que a priori le inyectarían otro espíritu a los azules. Y si bien este recambio bajó la edad promedio del plantel, la experiencia se vio disminuida, teniendo como claro ejemplo la temprana eliminación de Copa Libertadores.
La «U» prácticamente no jugó el torneo internacional y eso llegó muy profundo en el sentir del hincha, el que lanzó todos sus dardos a la directiva y el técnico.
De ahí en más, en estas dos semanas, todo parece ser más negro que azul. La «U» no pudo superar al recién ascendido Cobresal y terminó empatando, aumentando aún más la incertidumbre.
A todo lo anterior se le suma la polémica con el preparador de arqueros, Gustavo Flores, la frustrada llegada del «Mago» Jiménez y los dichos de Johnny Herrera en el CDF.
El portero y capitán, siempre voz autorizada, terminó por hacer entender a todos como la «U» se seguía fragmentando y al parecer, por el momento, sin una vuelta clara.
La última reunión de Carlos Heller y otros directivos con tres referentes del plantel parece ser una tregua en la que posiblemente podrían descomprimirse las aguas dentro del plantel. Pero si algo queda claro es que las cosas vienen mal, y traspasan la cancha, llegando hasta las oficinas del CDA.
La «U» no tiene tiempo para lamentarse y, al menos en la cancha, debe enmendar el rumbo visitando a O’Higgins. Ahora, en la parte dirigencial parece ser un camino mucho más largo y que deberán entender los accionistas de Azul Azul. Nadie está por sobre la «U» fue una frase que más se utilizó durante el año pasado, entendemos que bajo esa lógica tampoco lo están directivos y funcionarios.