Desechados por técnicos anteriores, el triunfo ante el elenco mexicano les dio un nuevo aire a futbolistas como Emilio Hernández, Juan González, Marcelo Díaz, Felipe Seymour e incluso Manuel Iturra.
Marcelo Díaz haciendo el gol más importante de su vida, Emilio Hernández habilitándolo y Manuel Iturra siendo el primero en acercarse a abrazarlo por su
conquista ante Pachuca. Minutos después, es Felipe Seymour el que está a punto de batir a Miguel Calero y Juan González se erige como figura en la zaga.
Todas eran escenas impensables hace un tiempo, cuando los protagonistas de la primera alegría azul de la temporada no figuraban ni en las cómicas.
Hace tres meses, con Arturo Salah en la banca, Iturra y Hernández estaban relegados a la banca, González había sido enviado a préstamo a Audax, y Seymour y Díaz ni siquiera aparecían en las citaciones.
Otros tiempos.
Para ellos, el debut de la U en la fase previa de la Libertadores fue una completa revancha.
"Imagínate cómo estoy. De tener poca chance a ser titular en un partido de la Libertadores. Sabía que era (Sebastián) Pardo o yo. Recién en la charla supe que sería titular. Se decidió a último momento. Creo que cumplí lo que me pidió el ‘profe’ (Sergio Markarián). Traté de hacerlo lo mejor posible", analiza Seymour.
"Este grupo está muy unido, y con el nuevo cuerpo técnico hay que tener fe. Da para ilusionarse", agrega.
-¿Es muy grande el cambio?
"Es que uno siempre va a querer jugar. Sólo entrenar desmotiva a cualquiera. Hay que tener la mente fría para no bajar los brazos. Siento que siempre entrené igual".
El caso de Díaz es similar. "Esto que ha pasado se basa en la confianza que me dio Sergio Markarián. Cuando le conté que me iba a O’Higgins, él me dijo que me quería acá, que le gustaba cómo jugaba. No me garantizó la titularidad, pero me aseguró que me iba a hacer jugar. En la pretemporada siempre me subía el ánimo. ¿El año pasado? Nada. Ni una palabra me dirigieron", compara el lateral derecho.
"Care’pato" cree que las críticas previas al duelo con Pachuca les sirvieron. "Todos nos daban afuera, pero nunca hemos dejado de confiar en lo que podemos hacer. El partido nos ayudó para ratificarlo. Si les preguntan a los otros que no jugaban el año pasado, van a responder lo mismo que yo. Se nota el cambio", advierte.
González fue desechado por Arturo Salah en junio de 2008. Se tuvo que ir a préstamo a Audax Italiano, club desde el que provino seis meses antes. Su destino este semestre era el préstamo, pero el DT uruguayo les pidió a los dirigentes que lo dejaran. Y partió como titular.
"El ánimo está de lo mejor. Hicimos un gran partido ante Pachuca, pero estamos conscientes que falta todavía para festejar. No soy de comparar, creo que son momentos distintos y situaciones distintas (en relación a lo que se vivía en la U en 2008), por lo que estamos abocados a trabajar y cumplir lo que pide el cuerpo técnico. ¿Si me siento más valorado? Sí, me siento con más confianza, mucho más motivado y respaldado por el cuerpo técnico", reconoce el central.
"Colocho" Iturra, por su parte, estuvo sentado en la banca casi todo el campeonato pasado. Cuando jugaba, ni siquiera se acercaba al área. No estaba contento. Parecía un fantasma. Él mismo admitió tras el partido que Markarián le dio un nuevo aire. Y volvió a acercarse al área…
El toque de distinción
"Choro" Hernández, quien entraba y salía en el equipo de Salah, fue alabado por el estratega desde el primer día que lo vio entrenar. No fue todo: el adiestrador le dio la responsabilidad de tener un rol protagónico. Para el charrúa, se trata de un jugador "distinto".
El "Choro" aprobó el primer examen. "Pero sé que tengo pendiente mantener una regularidad. Esto no es todo lo que puedo rendir, lo puedo hacer mucho mejor", dijo luego del triunfo copero.
Para el partido de vuelta contra Pachuca, lo más probable es que Osvaldo González retorne a la zaga.
¿Quién sale? Una opción es que lo haga Juan González, manteniendo el esquema. La otra, más probable, es que Juan Manuel Olivera deje su lugar, la U quede con cinco en el fondo, y Hernández asuma todo el peso de la ofensiva laica.