Hoy el despertar para muchos de nosotros fue diferente, especialmente para quienes amamos la camiseta azul y el fútbol en general. Nos levantamos con una sensación en la guata de que por fin se pagará la deuda que la selección chilena mantiene con uno de los mejores porteros que ha tenido y tiene nuestro país. Es una situación que no deja indiferente a nadie, ni al hincha de la “U” ni al de la contra. Ni siquiera a ese hincha azul que constantemente reniega seguir a la Roja.
Si todo sigue su cauce normal, este martes en Barinas, Johnny Herrera defenderá el arco nacional ante Venezuela. Han sido catorce años de espera, donde las decisiones de algunos técnicos y la “cabeza dura” de otros, han alejado al Samurai de la oportunidad vestir los colores patrios de nuestra selección en un partido de verdad.
Pero nuestro referente y actual capitán sabe que las cosas no son fáciles y la vida se ha encargado de remarcárselo. Con una infancia marcada por la ausencia de una imagen paterna, debió ver como su vieja, Gladys Muñoz, se sacaba la cresta por él y sus hermanos para que no les faltara nada. El 8 de junio de 1991, cuando una parte del país aún celebraba la obtención de un título internacional de un equipo de fútbol chileno, sufrió otro duro golpe: mientras se encontraba internado en el Hospital de Angol se entera de la muerte de su hermano Alejandro en un accidente de tránsito, mientras este regresaba al pueblo para visitarlo de manera “clandestina” como lo hacía durante las noches que el pequeño Johnny permaneció hospitalizado.
El fútbol también le puso trabas. Por querer cumplir su sueño, debió partir a temprana edad a Santiago para entrenar en la “U”. Ya incluido en el plantel de honor, conocidas son sus disputas con el entonces titular y emblema Sergio “Superman” Vargas, a quién habría reprochado alguna vez su “soberbia” de no querer entrenar con los arqueros que hacían la suplencia. El carácter de Herrera comenzaba a hacerse conocido.
De ahí en adelante vinieron mejores tiempos. Campeón en varias oportunidades con los azules, y en una de ellas como protagonista, se va a fines de 2005 a probar suerte a Brasil, paso que no fue del todo destacado. Regresó a Chile y en 2008 le dio una nueva alegría a los hinchas azules, pero esta vez defendiendo la camiseta de Everton. Con él como titular, los “once guerreros viñamarinos” derrotan la soberbia del entonces mejor equipo de Chile, quitándoles un pentacampeonato y dejando a los vendedores de banderitas con la frase impresa en sus telas.
Sin embargo, a fines de 2009, la vida le tenía preparada otra prueba a Johnny. El 20 de diciembre, protagoniza un accidente de tránsito que acaba con la vida de una joven en La Reina. El exceso de velocidad y al imprudencia de ambos, desencadenan una tragedia que hasta el día de hoy ha marcado su vida y su carrera deportiva. Audax Italiano, su club en ese entonces, le brinda todo el apoyo para superar este episodio. A principios de 2011, al “U” lo recibe nuevamente en casa, lugar donde ha cosechado alegrías, títulos y se ha consagrado como ídolo de la institución.
Johnny, Samurai, Referente, Capitán, Ídolo: Ha sido un largo y empedrado camino el que debiste recorrer para llegar al sitial en el que te encuentra, ese que en pocas horas más te permitiría debutar, tras años de espera, en el arco nacional “por los puntos”. Muchas críticas se han escuchado por esta decisión y son entendibles: no eres del gusto de muchos, pero tus logros avalan la designación. Como hincha de la “U” y del fútbol te deseo éxito. Sé que te entregaras como lo haces cuando defiendes nuestros colores y dejaras todo en la cancha. Cumplirás el sueño de que tu vieja te viera jugar por Chile alguna vez, quizás no fue en un Mundial, pero eso solo fue un hecho fortuito del destino. La señora Gladys una vez más estará orgullosa de ti.
Éxito hoy Samurai, te lo mereces. Una vez más, gracias por todo!!!