Uno no suele ser tan crítico con un plantel que llegaba invicto y puntero a un clásico, pero hoy la situación lo amerita. Lamentablemente muchos de quienes deben imponer jerarquía en la cancha hoy estuvieron al debe, y a la vez pecaron de irresponsables como Osvaldo y Pepe. Este último jugo mal y cuando ingreso Vidal pudo dar claros de poseer un mejor juego, técnica y proyección.
Hoy salvó la plata Johnny Herrera y Mathías Corujo. El primero con sed de victoria y de que el equipo fuese adelante, referente y voz de mando dentro de la cancha, no cayó en el juego del rival y menos de sus hinchas. El segundo viajo 20 horas luego de la gira con su selección y llego a entrenar con normalidad, hoy a simple vista fue quien más metió y corrió, se le nota esa garra charrua, las ganas de ganar.
Lamentablemente el resto del equipo quedo muy al debe. Sin actitud y lejos de ser lo que ha mostrado a lo largo del torneo. No se sintió la experiencia de jugadores que llevan años jugando clásicos.
El rival supo enfrentar a un equipo que no tuvo claridad en ninguna de sus líneas. El arbitraje quizás fue incidente en ocasiones, pero a mi juicio la derrota no pasa por aquello, a pesar de que Osorio se vio superado por muchas ocasiones. Y a modo de dato, salió de su camarín y unos pocos hinchas del rival le dieron la mano a la salida y lo aplaudían.
Los «olé» un chiste y una vía de escape a las derrotas humillantes que sufrió el rival en calidad de visita. No podemos comparar los «olés» del Nacional, jugando hacia adelante y culminando en un golazo de Ángelo, a los «olés» en 1/4 de cancha sin avanzar más de 10 metros. Bajo ningún parámetro esos «olés» fueron causa de un fútbol brillante o aplastante.
En esta ocasión no duele tanto la derrota, duele más la actitud del plantel, en ningún momento se vio un equipo con ganas de ganar y querer darle una alegría a su gente que mucho tuvo que soportar para poder acompañarla el día de hoy.