Una cuestión de actitud

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Los resultados no aparecen y aparentemente hay cierta molestia del plantel con Marco Antonio Figueroa por medidas absolutamente comprensibles. ¿Qué pasa en la U? La palabra clave es «actitud» Transición. Ese es el término que se me viene a la mente.  El paso desde el fracaso de la gestión de Darío Franco hacia una que desde el primer partido promete bastante más que la del poco expresivo argentino. Se ve una idea de fútbol en la cancha que por lo menos ilusiona con que la U vuelva a ser un equipo fuerte y respetado; sin embargo hay situaciones que llaman la atención en estos primeros partidos de Marco Antonio Figueroa, y todos tienen que ver con la actitud. 

¿De qué sirve gastar sumas altísimas de dinero en refuerzos si el problema es la actitud? La actitud que mostró Aránguiz para terminar expulsado al final de un deslucido empate con Palestino. La actitud que mostró Herrera al decir «parece que nos estábamos haciendo los malos». La actitud de un plantel que se molesta por detalles ínfimos tales como la prohibición de consumir gaseosas o por concentrar 4 días de cara a un duelo trascendental, que puede marcar un segundo fracaso en el semestre. 

Algo cambió. El sacrificio y el «amateurismo» promovidos por Sampaoli, esos que contagiaron a hinchas y jugadores, parecen haberse ido junto con el estratega. Es inaceptable que haya molestia en deportistas profesionales por una modificación beneficiosa a su dieta y de ser cierto, es aún más indignante que un grupo de futbolistas no quiera concentrar por varios días para llegar de la mejor manera al partido más importante de la contingencia de su equipo. 

Creo que el «Fantasma» ha estado bien en sus pocas semanas al mando de Universidad de Chile. Por desgracia, el hincha azul tendrá que reacostumbrarse a la irregularidad, ya que no es fácil levantar el nivel de un equipo que viene de meses de jugar a nada, con el orgullo herido, fundido físicamente y actitudinalmente errante.

La escasez de buenos resultados no es agradable, pero es absolutamente comprensible. El plantel se ve golpeado, perdido y con la confianza en el piso; de ahí se desprende que el DT haya admitido públicamente que hay jugadores con bajo nivel, situación que curiosamente despertó la molestia de los más puristas. ¿Es tan negativa la actitud de Figueroa? Para nada. No hubo nombres propios ni intención de «matar» a un jugador, sino más bien, es una autocrítica sincera, lejana a las típicas palabras de buena crianza que mal acostumbran a los planteles. ¿Si mal no recuerdo, eso se le pedía a Darío Franco, no? 

La voz del hincha

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