Universidad de Chile fue goleada en el norte por Deportes Antofagasta. Un 4-2 rotundo y claro que aleja las esperanzas de un nuevo título en las huestes azules, aunque, sin dudas, la esperanza es lo último que se pierde y los hinchas de la U saben que nada es imposible. A esperar, a seguir esperando, aún queda tiempo, aún quedan partidos pero a no cometer los mismos errores de hoy.
La U llegaba a Antofagasta con la clara opción de quedarse con el liderato del torneo. Sí, los resultados de O’Higgins frente a Unión Española el viernes y de Católica con Iquique el sábado, dejaban la mesa servida para que los azules quedaran punteros y dependiendo sólo de sí mismos para quedarse, a la postre, con el título. Pero nada de eso.
La primera parte fue como se esperaba. Algunas llegadas intrascendentes de los nortinos y los azules con el control del juego y del balón, 9’ y Díaz abría la cuenta con un remate ajustado tras una serie de rebotes. Todo bien, el partido seguía su curso normal. Llegó el empate de los antofagastinos. Tras tiro de esquina Elizondo, con un cabezazo, ponía el 1-1 parcial pero todo se veía como una anécdota, sin desmerecer al rival, se pronosticaba un partido fácil para los azules.
Pero llegaría la debacle. Cuando promediaba el primer lapso, un dudoso penal fue cobrado a favor de la U, se esperaba el 2-1 y de ahí en más a hacer el juego. Pero no. Ramón Fernández se paró frente al balón y con un tiro ingenuo falló el lanzamiento que fue rechazado por el portero. Terminaba la primera parte con el empate.
Y comenzando la segunda fracción la noche llegó. Otro cabezazo de Elizondo y 2-1 a favor de los locales, otra vez de pelota detenida. Es más, tras otro córner, el mismo Elizondo decretaba el tercero personal y el 3-1, tras floja marca de Civelli.
La U se fue con todo en busca de un descuento y éste llegó, cuando quedaban 4’ reglamentarios más 5’ de descuentos. Duma lanzó un centro ajustado que se le coló a Hurtado en el segundo poste para el 3-2 y la ilusión azul volvía.
Pero de inmediato, tras un pelotazo sin sentido de los locales, Pepe Rojas trata de despejar, deja a medio camino a Herrera y Elizondo pone el 4-2 definitivo.
En lo personal siento que los errores pasaron por el técnico. Los cambios fueron tardíos, Civelli debería haber salido mucho antes, igual que Fernández que tuvo una tarde para el olvido. Lo de Rojas es absolutamente perdonable, siempre se juega la vida por la U.
Se viene el súper clásico, hay que ganar sí o sí y no solamente por el rival, sino para dejar vivas las aspiraciones de campeonar, una vez más. A esperar que se caigan todos los de arriba y a volver a la senda ganadora, que este tropezón no nos haga caer y si esta vez no se puede lograr, no me cabe la menor duda que la gente, como siempre, seguirá apoyando.