¿El patrón negativo de Bielsa?

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Foto: Claudio Cáceres
Foto: Claudio Cáceres
Jorge Sampaoli, DT de Universidad de Chile

En el último tiempo, cada vez que hablamos de un equipo de fútbol ofensivo y atractivo se nos vienen rápidamente a la mente dos referentes: el F.C. Barcelona y la Selección Chilena que comandó Marcelo Bielsa. Dos ejemplos conocidos, efectivos, pero a la vez diferentes.

El primero muestra un juego hacia adelante, vertiginoso, protagonista y a la vez paciente, estudioso de sus rivales y cauto al momento de buscar espacios en defensas cerradas. En tanto, la Roja, si bien poseía muchas de esas características positivas, carecía de una cualidad importante que le sobra al Barça: templanza.

 

¿Qué significa esto? Que la gran debilidad del juego del rosarino era la carencia de una estrategia, un “plan b”, en medio terreno que le permitiese abordar partidos con defensas demasiado cerradas (dos líneas de cuatro, por ejemplo). Su único norte siempre fue el arco contrario y olvidó que para atacar también hay que saber defender y asegurar la posesión del balón. Basta recordar los partidos contra Brasil en Clasificatorias y contra España en el Mundial. Es lo que la prensa brasileña definió como un planteamiento “kamikaze” o “suicida”.

 

Cada vez que el rival neutralizaba la subida de sus laterales (principal arma de ataque), la Roja tenía demasiados problemas para sortear el “puzzle defensivo”. Principalmente porque se saltaba el medio campo. ¿El motivo? Incrementar la vertiginosidad y agresividad del ataque. Sumaba muchos hombres ofensivamente,  pero a la vez descuidaba la última línea, quedando a merced de las embestidas contrarias.

 

Ejemplos claros fueron los partidos contra Paraguay y Brasil en Santiago. Sobre todo contra los “guaraníes”, quienes sobrepoblaron su defensa, neutralizaron la subida de los laterales chilenos y sorprendieron con contragolpes y centros al área. Problema que se repitió cada vez que se enfrentó a esquemas tácticos defensivos o “cautos” al momento de atacar.

 

Pues bien, a esta Universidad de Chile de Jorge Sampaoli le sucede algo similar. En las dos derrotas que ha tenido como local —1-2 contra Santiago Morning y 0-2 ante Unión San Felipe- se ha repetido el mismo patrón negativo. El equipo pierde la subida de sus laterales y el juego se centraliza sin orden ni pausa en medio terreno, siempre hacia adelante. Así los delanteros chocan una y otra vez contra las dos líneas de cuatro, y sus agresivos avances se tornan estériles.

 

La solución más plausible sería, en este caso, cambiar de estrategia. ¿Cómo? Desacelerando el nivel de ataque y centrar el manejo del partido en medio terreno. Triangular y asegurar la posesión del balón, con la finalidad de buscar espacios entre las dos líneas de cuatro para abrir la defensa y, también, sorprender con balonazos en profundidad, por lo menos hasta que se logre abrir la cuenta. Esto obligaría al equipo contrario a abrir sus líneas. Es en ese instante cuando se podría volver al planteamiento original: ofensivo por las bandas .

 

La discusión está abierta, ahora esperamos tu opinión camarada azul.

 

La voz del hincha

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