Ahora bien, el equipo de don Gerardo Pelusso no mostró mucho en tierras iquiqueñas. Si bien en un comienzo hubo toque, buen manejo del balón y de los espacios, con el correr de los minutos aquello se fue perdiendo hasta llegar el punto de entregarle el balón al rival y aguantar las embestidas de los Dragones Celestes, las cuales cabe destacar que no fueron pocas. De hecho, no llegaron a buen puerto también por un poco de mala suerte.
Es mucho más necesario pensar en el mal rendimiento del equipo que en los resultados. Dos derrotas seguidas las tiene cualquiera, sin embargo, no levantar la cabeza y acomodarse prontamente a la partida de dos referente es más complicado.
Más allá de lo que pueda suceder con la complejísima situación de Francisco Castro, quien está metido en un lío contractual de proporciones, ya llegaron todos los refuerzos y el plantel está completo, por lo que se precisa reacomodarse lo antes posible en base a los elementos con los que se cuenta.
Personalmente no me cabe en la cabeza que haya llegado un especialista de la banda izquierda como Eugenio Mena y aún no se le den oportunidades. ¿O estamos esperando a que suceda lo mismo que con Juan Abarca? El ex Huachipato lleva bastante sin fútbol y se le ve dubitativo e impreciso. Nada más que causa y efecto: si no juego, ando más bajo.
Con todo respeto, ya es hora de arriesgarse un poco más don Gerardo. Quizás variar en el esquema, o derechamente, dejar de darle oportunidades a futbolistas que no han dado con la talla. Por ejemplo, me parece insólito que siga insistiendo con Ángel Rojas por la izquierda, quien más allá del gol del jueves, no ha sido un aporte futbolístico. Está bien, quizás el tipo muestra entrega en la cancha. ¡Pero es lo básico que un futbolista profesional debe mostrar tener! No es nada personal, pero se necesitan hombres que aporten al desarrollo del juego, y Rojas no lo está haciendo.
Finalmente, y aunque suene contradictorio con lo que he planteado en las líneas anteriores, un consejo: habrá que tener paciencia. Principalmente porque Pelusso es un hombre más bien defensivo, y el buen rendimiento en la ofensiva azul va a depender de que los virtuosos del equipo saquen a relucir sus condiciones. En síntesis, o los volantes ofensivos andan prendidos o la cosa se pone complicada.