Ahora la concesionaria estudia cómo financiar la obra, que contará con un aforo de 35 mil espectadores y estará en una comuna del sur de Santiago, como La Florida o La Pintana. El objetivo primordial es encontrar un auspiciador principal que sea el socio estratégico del proyecto. La idea es vender palcos y butacas en verde y por un plazo máximo de 10 años.
El proyecto avanza. Pese al silencio del directorio de Azul Azul, durante estos meses se han hecho sigilosas gestiones para avanzar en el gran proyecto de la U: la construcción de un estadio propio.
Federico Valdés anunció en julio del año pasado que "mi sueño es tener un estadio en los próximos cinco o seis años". Han pasado nueve meses. Y la concesionaria a su cargo ha dado pasos en ese sentido.
De partida, le encargaron a una empresa internacional que haga un estudio de costos de la futura casa azul. Y ya está listo.
El nuevo estadio de la U costará 35 millones de dólares. Eso sin contar el terreno en que se erigirá.
El análisis es simple. La idea es levantar un recinto moderno para 35 mil espectadores. Y cada butaca cuesta mil dólares.
Hay otra alternativa, aunque suma menos adeptos. Se trata de una opción más económica, de cemento completo, cuyo costo es de US$ 700 dólares por asiento.
Es decir, unos 24,5 millones de dólares.
La ubicación es otro tema a definir. Por el momento, todas las alternativas que se han pesquisado se ubican en alguna comuna del sur de Santiago.
La Cisterna, La Florida y La Pintana son algunas de las opciones que se manejan. La prioridad es que quede cerca de una carretera (cerca de la Autopista Central hay dos opciones, de hecho), de manera que el acceso para los hinchas sea expedito. Las opciones en comunas como Huachuraba y Colina están prácticamente descartadas.
Hay otro tema de qué preocuparse a la brevedad. Muchos terrenos visitados no cuentan con autorización para que en ellos se levante un estadio de fútbol.
Por eso, se contratará a una empresa que tramite todos los permisos que se requieran para el proyecto, tales como municipales y ambientales, sólo por nombrar dos de ellos.
También se necesita una campaña de convencimiento a los vecinos de los alrededores del lugar que se elija, de manera de no levantar oposición al aterrizaje de los azules.
Otra tarea que debe resolverse de inmediato es la búsqueda de un auspiciador principal (también se utiliza el nombre de socio estratégico), que ayude a financiar una parte importante de la iniciativa.
¿Cómo lo atraerán? Hay varias fórmulas. La primera, y más conocida, es la cesión del nombre del estadio. Como Coca Cola Stadium o Coliseo Pepsi, por ejemplo.
La empresa que se adjudique el proyecto podrá sugerir soluciones constructivas que se adapten al producto que quiere exhibir.
Incluso, y dependiendo de los requerimientos que tengan los postulantes a auspiciador principal, se han estudiado otras formas de atraer interesados. ¿Cuáles? Cesión de palcos, de butacas, estacionamientos; que se permita el uso del estadio para actividades de los trabajadores de la empresa en cuestión; o para dos shows al año de artistas traídos por dicha compañía. Estas son algunas de las ideas que han salido al interior de Azul Azul.
Hay otras manera de allegar recursos. Una es la venta de palcos. La idea es ofrecerlos por un plazo máximo de diez años y que se compren en verde, de acuerdo con los requerimientos de los interesados (cantidad de metros cuadrados, capacidad para seis, ocho, diez o doce personas, etc.).
La dirigencia está abierta a que los compradores sean empresas o privados que quieran ir siempre al estadio con sus amigos.
Lo mismo corre para las butacas. La oferta para los hinchas más fanáticos sería poder adquirir su asiento por un máximo de diez años y también en verde. Deberían, en el plan original, cancelarlo durante el plazo en que la obra está en construcción.
En una primera estimación, se pretende vender 2.000 de estas aposentadurías.
Los plazos apremian. Durante 2010, de hecho, pretenden tener algunos de estos temas resueltos, como conseguir el auspiciador principal, ubicar y comprar el terreno, y tener listos los planos definitivos.
Federico Valdés, el presidente de Universidad de Chile, aseguró orgulloso que "hace nueve meses yo dije que el estadio lo íbamos a tener en cinco años. Y ahora puedo decir que el plazo no se ha corrido. Hoy estamos un año más cerca de tener un estadio para la U. O sea, el plazo es en cuatro años".
"Hoy estamos un año más cerca de tener un estadio para la U. O sea, el plazo es en cuatro años". Federico Valdés presidente de la U
El plan, paso a paso
Ya está listo el estudio de factibilidad que determinó que el estado ideal para los azules debe tener capacidad para 35 mil personas y un costo cercano a los 35 millones de dólares.
Azul Azul debe conseguir, de aquí a fin de año, un auspiciador principal que se convertirá en un socio fundamental para los universitarios: la idea es que haga un importante aporte económico a cambio de darle su nombre al estadio -como ocurre hoy, por ejemplo, con la Movistar Arena en Chile o la Vodafone Arena en Australia-, y recibir regalías como palcos y estacionamientos, y la opción de ocupar el recinto en cierta cantidad de fechas al año.
Una vez consolidada la alianza comercial con un sponsor , Universidad de Chile le encargará a una empresa que haga un estudio sobre los terrenos donde se puede erigir el estadio, y externalizará todo el trabajo de conseguir permisos municipales y fiscales .
Con el terreno ya definido, arquitectos diseñarán el nuevo recinto, proceso en que bien puede participar el main sponsor , toda vez que se plantea una relación por un período de 20 años al menos. En la U esperan que los planos del nuevo recinto estén listos este año o el próximo .
Luego, se ofrecerá la posibilidad de comprar butacas y palcos en verde a los hinchas que tengan los recursos para invertir. De hecho, aquellos más acomodados incluso podrán pedir especificaciones. Se aplicaría la fórmula de una concesión o arriendo a largo plazo, pues no está contemplada una fragmentación en la propiedad del futuro coliseo.
Azules contarán antes con el Nacional: se postergó el proyecto del techo
Mientras en Azul Azul dan los primeros pasos para la construcción de un estadio propio, el Presidente Sebastián Piñera le dio una mano a la U en forma muy indirecta. El Mandatario confirmó ayer que el proyecto para dotar de un techo y nueva iluminación al Estadio Nacional -el más costoso de las obras de remodelación heredadas por el anterior gobierno-fue postergado indefinidamente, pues esos recursos pasarán al fondo de reconstrucción del país. La decisión era previsible. De hecho, ya la había dejado entrever el director del IND, Gabriel Ruiz-Tagle.
De esta forma, en los próximos meses se completarán los trabajos que ya estaban en curso en el coliseo ñuñoíno, y se procederá a reparar los daños que ocasionó el terremoto tanto en las vigas de marquesina como en los muros que coronan las tribunas.
El plazo para esas refacciones todavía no ha sido fijado por las autoridades, pero no deberían extenderse más allá de junio.
Una vez terminadas esas labores, los azules volverán a disponer del recinto sin la preocupación de tener que enfrentar nuevos cierres, como se temía cuando estaba en curso el proyecto original.
El nuevo escenario supondrá un fuerte alivio para las arcas azules, ya que la carencia de un recinto donde hacer de local está provocando fuertes pérdidas económicas. En 2009, de hecho, la concesionaria perdió $506 millones, cifra que se explica por los malos resultados deportivos del segundo semestre y lo que se dejó de ganar al trasladar partidos de gran concurrencia a otros estadios de menor capacidad, y pagando un arriendo.
Fuente: EL MERCURIO