Canasta perfecta. Nueve de nueve. Tres victorias en línea. Nueve gritos, un lamento. Con este panorama, cualquier fanático de un equipo carente de triunfos en los últimos cinco años, estaría con la moral tan alta como una “pelo lais” al recibir piropos de un obrero de la construcción. Ésa es la realidad del hincha de la “U”…y al parecer la soberbia se está sembrando en el ánimo del bullanguero.
{mosimage}En un país donde escasean los triunfos, sobran los ídolos “creados” y se naufraga en una televisión por cable chovinista con las mismas “virtudes” (pregúntenle a Cristián Fabianni y la “ogromanía” de River), cuestionar la realidad es tan difícil como evitar caer en el exitismo impuesto por la cajita parlante.
Es verdad: la “U” comenzó en muy buena forma el 2009, ingresando a la Copa Libertadores y secundando a la U. Católica en el Apertura.
Sin embargo, ante Cobreloa y Unión Española el Chuncho comió de la misma fruta prohibida que muchos equipos chilenos: juegan un solo tiempo y el otro lo regalan.
La Tercera, al parecer, piensa igual: “Desde que la ´U` consiguió la clasificación ante Pachuca, en México, los azules se han caracterizado por mejorar el rendimiento futbolístico en los segundos tiempos en comparación a lo que hacen en las primeras fracciones y en esta oportunidad (la victoria del sábado) no fue la excepción”.
Los primeros 45 en Coquimbo y en Independencia mostraron a un cuadro azul desgastado, vacilante y especulador, por momentos superado por la desfachatez, pericia y rapidez de sus rivales. A pesar de mostrar dureza en la retaguardia, los dirigidos de Markarían veían más a Miguel Pinto que al cancerbero contrario.
Esta tendencia se prolonga fuera de casa, porque la serie ante Pachuca también “gozó” de la misma cualidad: en el Santa Laura, los laicos arrancaron con el pie en el acelerador, presionando con vehemencia y coraje; mas la segunda mitad los vio defendiéndose con todo y pidiéndole la hora al brasileño Héber López…de local, a estadio casi lleno.
El desquite fue más de lo mismo: el León defendiendo y el Pachuca urgido por igualar la serie. De no ser por la bendita pierna de Estrada…Gremio estaría recibiendo a los mexicanos este miércoles.
Ahora viene la real prueba de fuego para los universitarios, aún más considerando el juego ante Unión donde uno de los estandartes de la campaña, Marco Estrada, y Sebastián Pardo fueron los primeros en decir “basta” ante el esfuerzo físico de tanto viaje y pitazo inicial; Walter Montillo aún está de civil.
A partir de este miércoles, la Universidad de Chile demostrará para qué está, no sólo en el campeonato nacional, con el no ignoto calendario (http://www.terra.cl/popups/popup_generico.cfm?id=1119897), sino también en la Libertadores, con un Gremio en buena forma(http://www.emol.com/noticias/deportes/detalle/detallenoticias.asp?idnoticia=345864), y un Boyacá Chicó sorprendente (http://espndeportes.espn.go.com/futbol/tables?league=COL.1).
Será interesante ver cómo responden los once elegidos de Markarían, considerando el célebre arrastre de partidos y el factor experiencia en latitudes continentales. ¡Ah!, y el hecho de que el primer rival sea brasileño y el debut en tierras cariocas…
Tanto en Fotolog como Facebook (bueno, en todas las redes sociales de la “Web 2.0”), quienes llevan la U en el pecho se han jactado de no vivir en el éxtasis y el narcisismo de otros seguidores.
Tal como el equipo, ahora es cuando el fanático del “Romántico Viajero” deberá rendir fidelidad a sus propios dichos, para evitar caer en el superfluo cinismo.
Hasta ahora, los jugadores sacaron adelante los resultados. Pero, falta concordancia entre el fin y los medios empleados para alcanzarlo. El León no ha jugado a la altura de un grande, ¿está mal decirlo? ¿Se es menos hincha al decir las cosas tal como son?
Jorge Garcés lo dijo una vez: “en este país, si miras a la cámara y dices la verdad, te tildan de agitador y polémico”.
A modo de anécdota, antes la gente obtenía las cosas por sus propios medios: pescaba, cazaba, salía en busca de su almuerzo; ahora, las botanas vienen envasadas, alguien desconocido la obtuvo para nosotros, están listas para servirse. Sólo hay que hacer “clic” en el microondas y degustar.
Bueno, lo mismo sucede con la realidad: está lejos de nosotros, no la buscamos, la recibimos cómodamente en nuestras pantallas y confiamos en el criterio de quienes nos la entregan.
La actualidad de la “U”, observada en los partidos por TV. y en el estadio “in situ”, dista de ser como la pintan. Si quiere puede discernir o concordar, usted sabrá si confiar en mi juicio de “repartidor” o no, pero el mensaje es claro: no caer en la euforia del triunfo ni la desdicha de la derrota.
La soberbia y el chovinismo son los parásitos dentro del sistema del ciudadano chileno.