¿Quiénes deben irse y quiénes llegar?

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2008 dijo adiós. En la memoria quedará una temporada híbrida, con puntos altos y bajos, pero con el sabor de boca tan presente en el paladar azul estas últimas temporadas: amarga decepción. La decimotercera estrella aún espera su descenso. ¿Qué queda ahora para la “U”?

{mosimage}El nuevo proyecto de Azul Azul S.A. está a la vista. El destino decidió la inoportuna salida a la Bolsa, justo en un contexto tan propicio como unas vacaciones en Bagdad: eliminación ante Cobreloa.

Dicho esto, habrá un cambio profundo para el plantel 2009, impulsado por la participación en Copa Libertadores y la cotización en el mercado.

La nueva propuesta debe comprender a los jugadores efectivos durante este 2008, quienes sintieron el “jersey” y se ganaron los aplausos con el sudor de sus frentes.

La temprana caída ante los loínos desnudó las falencias Azules, las cuales fueron tapadas por los triunfos y las goleadas.

Pero, tarde o temprano, todo sale a la luz…

Quiénes deben irse

Hernán Caputto: eterno substituto de Miguel Pinto en la valla laica, vio pasar otro semestre con nula participación, lo cual preocupa de cara al futuro.

El otrora cancerbero de Unión Española tiene 34 años.

Considerando la inseguridad de Pinto en la segunda región y su posible marcha al Viejo Continente, es necesario un recambio en la meta (al menos en la suplencia). Una posición nada fácil en la “U”, la cual aún extraña el temperamento y agilidad de “Superman” Vargas.

Rafael Olarra: único sobreviviente del último bicampeonato universitario, posee un juego aéreo sobresaliente, de aquello hay consenso.

Pero, tal como se observó en Calama y ante Colo Colo, carece de algo tan importante en el fútbol actual: velocidad a ras de piso. A Mannara sólo le bastó con un quiebre de cintura para decretar el uno a cero; A Barrios, el auto pase contra el ex-Independiente para sentenciar el segundo tanto albo.

La “U” debe tener un central de jerarquía, quien imponga presencia en el rectángulo final.

En una institución tan prestigiosa como ésta, los errores en momentos claves se pagan caro.

Marcelo Salas: Ya escucho las pifias. Es una alternativa impopular, pero le hago la siguiente pregunta: ¿hasta dónde puede llegar la irracionalidad del hincha con “El Matador”? ¿Lo hace menos chuncho desaprobar la actuación del ariete?

Marcelo es uno de los máximos ídolos en la historia del cuadro estudiantil. Pero el momento del “11” ya pasó.

Su precario estado físico, arrastrado desde su periplo en la Juventus, tiene al temucano con un pie en el retiro. Lamentable, no sólo porque eclipsó a la revelación del torneo pasado, Villalobos, sino porque un baluarte como él merecía  colgar los botines de otra manera.

Es innegable: la última postal del “shileno”  debería verlo levantar la copa, sirviendo de compás a la vuelta olímpica ante un Nacional abarrotado.

Pero el tanque marcó vacío, mucho antes de arribar al destino pactado…

Arturo Salah: En el fútbol mundial, abundan y sobran los casos en donde un técnico es culpado por las penurias de su equipo, faltando argumentos para su cese y dejando esa sensación de que la culpa fue plural. Salah no comparte el tipo de sangre con aquellos colegas.

Más allá de su predilección hacia la línea de 4, el “profe” siempre se acordó tarde de ganar.

En varios encuentros, ante la adversidad del marcador, se volcó a mandar al césped a Villalobos o a Hernández, en los últimos minutos.

La medida de hacer ingresar al “Choro” en las segundas mitades surgió efecto, cambiando la cara del equipo y añadiéndole velocidad en la ofensiva.

Pero, como demostró el domingo pasado, cuando los minutos escasean y el resultado aprieta, envía a la cancha a los hombres de área por algún mediocampista o defensa. Un error imperdonable para los fanáticos del Romántico Viajero.

Muy conservador para un docente de largo bagaje en el profesionalismo.

Llegó por la puerta de adelante, mas deberá salir por la ventana más remota.

Otros: Sebastián Pardo, José Rojas y Leonardo Mas.

Quiénes deben llegar

Jean Beausejour: Una de las máximas tentaciones de Federico Valdés. El corpulento seleccionado nacional encajaría como anillo al dedo en el nuevo esquema de la “U”, “comiéndose” la banda izquierda y cediéndole el carril derecho a Raúl Estévez. Una combinación letal de centros, donde a Villalobos y Milla se les caerían las babas a la hora de anotar.

O si no,  el moreno alternaría en las laterales, para darle mayor soltura al “Pipa” en las yardas finales. Todo esto, obvio, en teoría.

Esteban Paredes: La máxima figura de Santiago Morning ya fustigó al Chuncho en el Apertura. Poseedor de una gran velocidad, innegable talento y exquisita pegada, sería un fichaje excelente en la delantera laica, la cual fue una de las que más se abrazó durante el Clausura. Esto de nada sirvió en los “Playoffs” y se pide a gritos un reemplazante de Salas. Unos zapatos nada fáciles de llenar.

Un técnico: Mucho se habla de Luis Musrri o el regreso de Víctor Hugo Castañeda. La verdad, poco me importa el nombre, siempre y cuando el timonel de turno sea alérgico a la línea de 4, ofensivo, y a quien le broten canas de tanto alentar y guiar al equipo. Un D.T. con el ímpetu de Marco Antonio Figueroa, pero sin su predilección hacia los micrófonos y la controversia.

Otros: Gastón Cellerino, Ezequiel Miralles,  Johnny Herrera,  y Nicolás Peric.

El desenlace es realidad.

Un nuevo año pasó a los libros. Es necesaria una reconstrucción en el Caracol Azul. Las expectativas eran tan altas como la Cordillera de los Andes.

A principio de año, las ilusiones de este humilde servidor eran tan palpables como su propia piel.

El azar dijo otra cosa.

El fracaso se soluciona reforzando los puntos altos y olvidando los bajos. A buen entendedor, pocas palabras.

Más claro, imposible…

La voz del hincha

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