La crónica del «Banderazo»

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10:20 de la mañana: Tras un largo recorrido desde el centro del gran Santiago, el contraste es evidente: La calle está cada vez más teñida de azul. El Caracol está cerca. La ansiedad se incrementa, al divisar en el horizonte un mar de casacas azules y rojas.

{mosimage}Me bajo, junto a mi hermano Diego, y mi compañero Alejandro, en el epicentro de la pasión sabatina. La “zona cero” para los fanáticos laicos.

Unas mil personas, congregadas por una razón en común, repletan la parte lateral del enorme “Elefante Blanco”, cerca del Centro de Alto Rendimiento.

A lo lejos, se escuchan bombos y gritos de “Dale, Matador”, “Bien, Miguel”, “Aguante, Colocho”; Más cerca, se observan los innumerables lienzos, banderas, camisetas y paraguas con la insignia del Chuncho.

10:50: El asedio policial se refleja en miradas escrutadoras y la prohibición del ingreso al Jardín del Edén: El verde pasto, donde los azules ultiman detalles para la edición 204 del Superclásico criollo.

Estoes la experiencia del “Banderazo”. Tradición emblemática en la cual los hinchas se reúnen para dar el último “vamos” a la oncena universitaria. Como “rookie” en estos menesteres, mi expectativa desconocía fronteras.

Todo vale, con tal de grabar en la retina un “taco” de Salas o un pase gol de Montillo: Los árboles son imprescindibles para franquear la colapsada reja, al igual que los muros, donde cientos de fieles elevan sus capas como los más grandes superhéroes, bajo la consigna de “Vamos…vamos, Leones, que el domingo…al Indio hay que…”.

Más allá de esto, la tranquilidad domina el recinto, el cual dejará de ser la casa de la “U” a fin de este año, por lo que la plusvalía del último derby nacional en el Caracol aumenta como el petróleo.

10:58: La armonía se rompe. Mientras los cánticos y las banderas son sinónimo de intensidad, la algarabía llega al recinto de Ñuñoa: Los fuegos artificiales avisan la llegada del bombo. “Los de Abajo” están aquí, y la locura es realidad…

Las cámaras convergen para registrar el bullicioso anuncio, el cual es tan clásico como la empanada del “18” o la bebida después de la pichanga.

Ante tanta adrenalina, quise acercarme a carabineros, en busca de ese “otro enfoque” que sólo el periodismo puede encontrar. Quizás más de algún “paco” era hincha de la “U” y deseaba gritárselo a los cuatro vientos…

“¿Le puedo hacer una nota para Rincondelbulla.cl?”, de manera ingenua le pregunté.

“Mire, tengo que preguntarle primero a mi capitán al mando, quien se encuentra en…blah, blah, blah, blah”, me respondió el hombre blindado.

¿Burocracia?…chao. Más entretenido hubiera sido la cola del Registro Civil el viernes pasado.

Debito a esto, me centré en quienes de verdad tienen algo que decir. A pesar de la “invalidez” de sus opiniones para ciertos órganos de poder y su segregación a la hora de tomar las grandes decisiones.

(Bueno, un público participativo es un público pensante. Un público pensante cuestiona. Un público que cuestiona demanda cosas. Un público que demanda cosas es “peligroso”… Ya saben adónde me dirijo). 

Me llamó mucho la atención la cantidad de familias, parejas y menores de edad dentro del inmueble Ñuñoino.

Grabadora en mano, me adentré en la experiencia de registrar el pensar del pueblo.

Y más de una declaración produjo un nudo en mi garganta…

Ahora, ellos toman el mando. Adelante, camaradas:

“Soy hincha de la U desde que estaba en la guata”

“Ser de la ‘U’ es una tradición familiar desde mi abuelo, quien venía a ver a la ‘U’ cuando no tenía insignia. Sólo estaba el chuncho en la camiseta. Ser hincha de la ‘U’ es un orgullo”

“Nosotros podremos estar en las últimas, pero seguiremos siendo hinchas de la ‘U’”

“Desde mi lado, que pertenezco a la ‘U’ y no a la barra, yo vengo a alentar al equipo antes que se vaya a la concentración para que se den cuenta que la gente está aquí y que los estaremos apoyando igual. Ésa es una tradición”.

“Yo, antes que ganarle un torneo a Colo Colo o ganar una Libertadores, preferiría tener la casa propia, mínimo de 40.000 personas. Nosotros deberíamos optar primero por nuestro estadio y decirle a Colo Colo: ‘Tenís 500 entradas. Arréglatela’. Eso es lo más importante. Las copas vendrán con el tiempo”.

“Al estadio le pondría por nombre ‘Leonel Sánchez’”.

“Desde Punta Arenas vengo a alentar al Bulla. Lo más grande es el Bulla, y en un lugar tan frío como Punta Arenas, hay que ponerle un poco de calor. Para mí ser hincha de la ‘U’ significa incondicionalidad, familia. Hay que ser sufrido para ser hincha de la ‘U’”

“Lo más importante es siempre alentar al equipo en todo momento”.

“Es la primera vez que vengo al Banderazo. Todo ha sido genial y muy acogedor. La gente se conoce de antes y todo es muy muy bacán.”

“Para mí, ser hincha de la ‘U’ lo es todo. Siempre he sido de la ‘U’”.

“Yo creo que las mujeres viven el fútbol con más pasión que los hombres. Es lindo, porque los hombres te acogen y te ayudan a subir. Además, está hinchada es diferente”.

“Tengo once años y he sido hincha de la ‘U’ desde siempre”.

“Tengo 40 años y he sido hincha de la ‘U’ toda mi vida. Para mí, es una pasión infinita. Es mi primer Banderazo, y es algo realmente inexplicable, ver a esta gente…estoy feliz, sabí que estoy feliz y emocionado”.

“La ‘U’ es lo más grande y lindo que tengo en mi corazón. Tengo 53 años y desde chica soy de la ‘U’ y todos mis hijos y mi familia son de la ‘U’.  Me gustaría un estadio propio. Ya está weno ya pos. Tenemos como hacerlo. De nombre, le pondría ‘Coliseo Azul’. Tengo todas las fotos con los jugadores. La tradición del Banderazo comenzó cuando se formaron Los de Abajo. En la época del Ballet Azul no se hacía esto. Cuando perdimos en el ´88 y fuimos a ‘comer pasto’ como se dice, ahí se hizo el Banderazo y se comenzó a alentar más a la ‘U’. La Chile es lo más grande. Por eso lleva nuestro nombre, el de nuestro país.

“Yo soy hincha de la ‘U’ desde que estaba en la cuna, como dice la canción. Venía con mi papá al estadio y a los primeros partidos que me trajo fueron en el año ´88, fuimos a algunos partidos del descenso. Solo comencé a ir el año ´95. Yo veía a mi viejo sufrir con nuestro descenso y la Libertadores de Colo Colo. Los del Colo viven de sus copas. Para mí es un orgullo de todos los días ponerme la camiseta de la ‘U’. Yo conocí a mi polola en la ‘U’. Fuimos al último viaje que hizo la ‘U’ como Corfuch a El Salvador. He venido a casi todos los Banderazos. Los Banderazos se empezaron a formar con el tiempo. Es bonito, una bonita tradición y a veces los periodistas le ponen un poco de ‘que se forman desórdenes’ y la verdad es una actividad súper linda. Me duele que Colo Colo nos haya ganado una final. Es una espina que tengo clavada aún, pero la verdad preferiría un estadio propio por lo menos de 60.000 personas. ¿Nombre? (En eso aparece su rubio amigo, diciéndole: ‘Llama al 5050’, aludiendo al programa ‘¿Quién Quiere ser Millonario?’) ‘Ballet Azul’ o ‘El Gran Capitán Luís Musrri’. A veces estoy muy molesto con la gente de la ‘U’, porque la barra ya no es como antes. Ahora la hinchada viene a sacarse fotos y no canta. Un consejo para las próximas generaciones: Hay que poner más huevos”.

“Quiero que mi hijo sigua la senda del Bulla. Y más adelante, quiero que sea un gran jugador, como Marcelo Salas. Mi padre me inculcó ser de la ‘U’. Él es hincha desde que se fundó el equipo. Ser hincha de la ‘U’ es un sentimiento tan grande. Si la ‘U’ se nos fuera, nos moriríamos. Es algo que no se puede explicar, como dice la canción. Venir a alentar al equipo, al profe, hacerles saber que estamos ahí con ellos. Salah no es culpable si tenemos un mal partido. Lo son los jugadores, quienes no la ‘mojan’. Los presidentes de Universidad de Chile deberían ponerse la mano en el corazón por los hinchas y los jugadores, y hacer un estadio para la ‘U’, ir en familia, pintarlo nosotros mismos…”.

Gracias por hacerse escuchar. Retomo la batuta.

“Evita” Perón sentía la causa de la gente, suelen afirmar los historiadores. En mi caso, logré sentir la causa de la gente azul, más allá de lo reflejado en T.V. o en el mismo Estadio Nacional. Fue una experiencia inigualable.

12:47: La expectación está en su momento “peak”. El ensayo finalizó hace incontables minutos. La proeza de obtener un autógrafo o saludo de los vestidos de corto alimenta el esfuerzo del hincha, apostado como el más leal centinela frente a la línea divisora entre la cruda realidad y el deseado éxtasis.

12:59: La intransigencia de los verdes es lapidaria. El anhelo de dar el último adiós se pierde en el baúl de los recuerdos. Ante el apremiante calor, decido emprender vuelo sin escalas hacia el mundo cotidiano. Tras un par de horas, vuelvo al sentir de un joven de veinte primaveras.

Sin embargo, los vestigios de tal experiencia están presentes tanto en cámara como en cassette. 

Aquel día fue real…en la micro, sonrío.

La voz del hincha

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