¿Se debe volver a los torneos largos?

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Everton de Viña del Mar eliminó sorpresivamente a la Universidad de Chile del torneo de Apertura, lo cual, junto al triunfo de Colo Colo ante el líder Ñublense, fijó una nueva final entre realidades históricamente opuestas: Un denominado “grande” contra un tildado “chico”. El formato del torneo “a la mexicana” fue ideado, en un principio, para evitar el predominante centralismo 

{mosimage}de los equipos de la capital (Especialmente de Colo Colo). Pero, hasta ahora, en el séptimo aniversario de esta modalidad, ha ocurrido todo lo contrario.

       Primero, introducir el cómo y el por qué de este tipo de campeonato.

       Corrían los meses finales del 2001. Santiago Wanderers acababa de coronarse por tercera vez como campeón chileno, dejando rezagados a la Universidad Católica, al “Romántico Viajero”, que buscaba el primer tricampeonato de su historia, y al gran perdedor de aquélla campaña, los albos. Los altos mandos de la ANFP, en ese entonces liderados por “don” Reinaldo Sánchez, idearon cambiar el sistema de competencia de nuestro fútbol, con el pretexto de abrirles las puertas a los equipos de regiones para saborear la gloria de ser monarca y aumentar el nivel en general. Recordemos que la selección venía de finalizar última en las clasificatorias hacia Corea-Japón 2002, incluso por debajo de Venezuela, el otrora “patito feo” de Sudamérica.

       Así fue como el certamen Apertura 2002 se jugó entre la confusión de jugadores y técnicos sobre un reglamento que hasta hoy despierta rechazo; Los tres primeros conjuntos de cada grupo clasificaban a “Playoffs”, enfrentándose en una primera ronda llamada “sextos de final”; Luego venían cuartos de final, en la que clasificaban los ganadores de las llaves anteriores, más los dos mejores perdedores, y luego semifinales y final.

       En aquel primer torneo, Rangers y Católica dirimieron al campeón, ganando los cruzados inapelablemente por un global de 5-1.

      Y entonces siguió el formato, entre la aceptación y el resentimiento de algunos.

       Pero, ya a siete años del cambio, la realidad da cuenta de que no se han logrado los objetivos primeramente planteados: Ningún equipo de regiones (Excepto por el “otro” grande, Cobreloa) ha podido alzarse con la copa y los capitalinos continúan su hegemonía global.

        De los equipos sureños, sólo Huachipato (1974) ha sido campeón.

        La historia dice que Colo Colo ha obtenido cinco torneos cortos, seguido de Cobreloa, con tres, Católica, con dos, y Unión Española y la “U” con uno.

         En México (País de referencia para el ajuste), en este mismo período, siete conjuntos se han alzado como Monarcas: América, Toluca, UNAM (único en conseguir dos títulos seguidos), Pachuca, Monterrey, Atlante y Guadalajara; Cruz Azul o Santos será el octavo, ya que disputarán la final azteca.

         Los norteamericanos han mejorado visiblemente; Y nosotros los chilenos????

        También se trató de beneficiar a los criollos en sus participaciones en Copas Internacionales, dándoles la oportunidad de usar suplentes en la gran mayoría de la fase inicial de nuestro torneo (Los indios han sido el que más lo ha hecho desde entonces), pero ni eso al parecer ha dado frutos.

         El conjunto que más lejos llegó en Copa Libertadores desde 2002 fueron los Loínos (Cuartos de final, 2003); En 2004, 2006 y 2008, todos nuestros representantes fueron eliminados en primera ronda.

       Otro argumento para este cambio fue favorecer a las escuadras que hubieran iniciado de mala forma la competencia, para lograrse recuperar en las fases decisivas.

       El caso más llamativo es el de los albos, el equipo que más “pataleo” hizo para lograr torcerle el brazo al tradicional campeonato largo. Sólo en el Apertura 2006 logró campeonar como el mejor equipo de la fase regular. En el Clausura 2002, 2006 y 2007, finalizaron con irregulares campañas preliminares, pero en las finales lograron imponerse.

       Recordemos que los blancos, consumado el fracaso de 2001, venían de cuatro años sin triunfos y estaban a meses de su peor crisis histórica……sospechoso, verdad?

      ¿Cuántos torneos largos habría ganado el Colo Colo de Borghi?

       Es seguro que no los cuatro que lleva seguidos………Más sospechoso todavía, no?

       El mismo equipo laico se benefició de este factor en 2004; fue eliminado en sextos de final por Unión Española, pero entró a cuartos por ser el mejor derrotado. Luego dejó en el camino a la Universidad de Concepción, Wanderers y Cobreloa, para bajar la duodécima estrella en su glorioso palmarés.
 
        No sé si describirlo como una injusticia, pero lo que ha pasado con los equipos de provincias en estos siete años parece ser “falsas esperanzas”.

        Mientras que los grandes pueden relajarse, dejar a los pequeños “ilusionarse” y, al final, salvar el año.

        Rangers fue segundo de Católica en 2002; La “U” penquista ganó la primera fase en 2003 y llegó a la final en 2007; Coquimbo Unido fue vicecampeón en 2005 y, ahora, Los ruleteros volverán a sacar la cara por los humildes.

       El efecto contrario se ha dado. Puede ser que los conjuntos no-capitalinos hagan grandes campañas en la fase inicial, pero, llegadas las finales, siempre caen ante el poderío santiaguino.

       Por eso es que, por el bien del fútbol chileno y de los torneos cortos, más que por ser un confeso hincha de la “U”, me inclino porque Everton, David, derrote a Colo Colo, Goliat, y por fin la ANFP  logre lo que se quería allá en 2002: Mayor competencia, igualdad y ampliar la vitrina de trofeos de sureños y nortinos.

        ¿Se debe volver a los torneos largos?. Le dejo echa la pregunta a usted, lector.

        Usted tendrá sus argumentos a favor o en contra del tradicional formato y querrá o no opinar al respecto, pero es innegable que el que “chupó de la teta” al principio está feliz, porque su lloriqueo logró el objetivo buscado……

La voz del hincha

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