Columna de Lamen: ¿Con cuál pie nos levantamos de la cama?

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La Universidad de Chile derrotó por 2 goles a 1 a un endeble Deportes Concepción en un inhabitual encuentro disputado sin público (A raíz de los hechos vandálicos ocurridos en la semifinal del torneo de clausura frente a Colo-colo) en el estadio monumental. El titulo de esta columna hace honor al nivel mostrado por los azules ante los lilas, puesto que aunque se ganó, la

pregunta que quedó formulada en el aire luego del pitazo final del juez fue ¿Se mereció ganar?, ¿Con qué U nos encontramos hoy?.

Los primeros minutos del partido mostraron a un elenco laico arrollador, que a los 300 segundos de iniciado el choque ya se encontraba en ventaja gracias al gol del inspirado Manuel Villalobos, quien anota su primer gol oficial con el conjunto de Nuñoa luego de anotar todos los goles (4) del equipo en la pretemporada.

De ahí en adelante fue un monólogo para los laicos, aunque pecaron del mismo cáncer que los ha privado de mejores resultados en los últimos años: El finiquito. El ya mencionado Villalobos perdió innumerables ocasiones frente al portero Altamirano de los de la octava región en lo que fue el mejor momento de los azules en el partido.

Pero, como dice el viejo refrán ´´Los goles que no se hacen en un arco, se sufren en el otro «, y así ocurrió cuando, en lo que fue la segunda llegada de los lilas durante todo el primer lapso Daud Gazale aprovechó para anotar el empate transitorio para un cuadro disminuido que llegó a la región metropolitana sin su director técnico Jorge Garcés y quienes se encontraron un regalo del cielo terminado los 45 minutos iniciales.

De ahí el epílogo del partido vio a un Deportes Concepción que fue de menos a más con el correr de los minutos y puso en varias ocasiones por medio de Gerardo Cortés y Daud Gazale en aprietos el arco del debutante Hernán Caputto.

La U no lograba acercarse con éxito al arco rival, ante la merma de nivel de Raúl Estévez en la segunda mitad y el aparente cansancio del goleador Manuel Villalobos. Todo esto sumado a las constantes fallas del fondo azul, liderado por Nicolás Larrondo, los fantasmas del pasado acechaban al conjunto de la U en el pecho, quienes con más ganas que fútbol intentaban romper la historia de un partido que en el papel se presentaba como accesible.

Cuando el epilogo del partido se encontraba muy cerca, apareció Eduardo Navea, quien tras centro de José Contreras anotó el tanto definitorio, sentenciando la alegría para el pueblo azul. Hay que recordar que segundos antes de su ingreso Navea casi moja en un tiro libre.

Nuevamente la Universidad de Chile sufrió mucho, quizás haciendo honor a la tónica de su muy rica historia. Por enésima vez su falta de finiquito y relajo casi le cuesta los 3 puntos frente a rivales de menor jerarquía y más aún jugando de ´´ local« en la capital del país (Ya que lo bizarro de la jornada fue la localìa en el estadio monumental). Las fallas defensivas de Larrondo y Rojas, hombres ya con  vasta experiencia con la vestimenta azul hacen preocupar tanto o más que la impericia de inflar las redes rivales. Pero no nos equivoquemos ni apretemos el botón de alarma. Hay que considerar que la base con la que el equipo universitario afrontará este torneo acaba de desembarcar en Seúl, Corea del sur con la selección nacional y en un par de fechas más se sumarán al cuadro que actuó hoy en el césped de pedreros.

La U ganó, pero no gustó ni goleó, se perdió muchos goles, sufrió hasta el final para lograr un triunfo que parecía goleada, pero los 3 puntos son lo único que vale en la tabla estadística de posiciones.

La voz del hincha

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